¿Tienes el colmillo retorcido?

Litografia de un jabalí adulto

La experiencia es un grado, se dice ─o más bien se decía─.  La experiencia, durante una época, se valoraba positivamente: los consejos de ancianos, los séniors, el saber más por viejo que por diablo. 

Los expertos son aquellos que han sido capaces de complementar adecuadamente los conocimientos con la experiencia. Conocer algo sin saber aplicarlo no sirve de nada... Y en broma (pero es una definición absolutamente exacta), un experto es aquel que ha cometido todos los errores posibles en una determinada área. En cierto sentido, la experiencia consiste en equivocarse y aprender de las equivocaciones.

En este contexto, se utiliza la expresión tener el «colmillo retorcido» para referirse a las personas astutas que lo son por la edad o por su experiencia y que por ello son difíciles de engañar. Pero, ¿qué relación guardan los colmillos (los colmillos retorcidos) con la experiencia?

Pues bien, parece ser que en los jabalís con la edad desarrollan unos colmillos retorcidos que pueden llegar a ser armas temibles y, paralelamente, tienden a abandonar la piara, a volverse solitarios, desconfiados... 

¿Confías en las estadísticas?

Mark Twain consultando una estadística

La estadística es una rama de las matemáticas que trata de los datos, tanto de su recopilación y ordenación como de su inferencia para realizar predicciones. 

Su origen se atribuye a los egipcios que ya en el 3.000 a.C. recolectaban datos de sus cosechas y censaban a su población. 

Etimológicamente proviene en última instancia del italiano statista que es el nombre que le dan a las personas que tienen una gran experiencia en el arte de gobernar un stato (estado); es decir, originariamente fueron utilizadas por los «hombres de estado» para poder tomar decisiones basadas en datos, llegándose a conocer como aritmética política. No sé si se ve hacia adonde trato de ir... 

Mark Twain dijo al respecto, mostrando su carácter irónico, «hay mentiras, grandes mentiras y estadísticas» a lo que Wiston Churchill (abró paréntesis porque se lo merece: no solo gran primer ministro durante la segunda guerra mundial sino gran político y escritor, acerado irónico, y raro que no hubiese aún aparecido en este blog) respondió «solo confío en las estadísticas que yo mismo he manipulado»: “I only believe in statistics that I doctored myself”. «To doctor» se puede traducir por trucar, manipular en el sentido de añadir algo perjudicial en los alimentos.... en una clara declaración de lo que podrían ser sus cínicos principios políticos.

Otro -que extrañamente tampoco aún ha salido en el blog- Borges cerró el círculo al definir la democracia como un abuso de la estadística.

Confiar en las estadísticas es confiar en que el futuro se construye desde el pasado: el hegeliano la historia se repite. Es posible, pero decepcionante. Los deportistas dicen que las estadísticas están para romperse: es el reto que supone vencer al pasado, a lo establecido.

¿Te das mus?

Naipes de la baraja española
con los que se juega al Mus

El mus es un juego de naipes de origen incierto aunque se acepta situarlo en las vascongadas. Es un juego de envite a cuatro cartas, en eso se le puede comparar con el poker, aunque se juega en equipo, en parejas. Y, como en la mayoría de este tipos de juegos, la estrategia y la psicología son fundamentales.

Recientemente he leído la expresión de «darse mus» que desconocía y, claro, he tenido que investigar un poco...

Darse mus significa pasar, no iniciar el juego, inhibirse, dejar que el siguiente comience la partida, esperar acontecimientos antes de iniciar la acción. Es lo que en inglés se podría decir como «wait and see». Es una estrategia totalmente opuesta al denominado órdago, jugárselo el todo por el todo, ganar o perder.

Aquí se puede leer un interesante artículo que ilustra la situación política española (agosto de 2016) comparándola con una partida de mus.

Arriesgarse (y ganar) o conservar (y no perder), son dos formas de entender el juego, de entender la vida.

¿Crees en el efecto mariposa?

Un proverbio chino dice: el aleteo de las alas de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo. 

Puede parecer algo exagerado ─sin duda, lo es─; pero se supone que el matemático y meteorólogo estadounidense Edward Lorenz (1917-2008) se inspiró en ese proverbio para adoptar el término efecto mariposa referido a sistemas muy sensibles a las condiciones iniciales; es decir, sistemas cuya evolución en el tiempo podía variar mucho con tan solo unas pequeñas modificaciones en las condiciones que se daban al principio. Lorenz durante la II Guerra Mundial sirvió en el Servicio de Meteorología de las Fuerzas Aéreas Estadounidenses, ¿es posible que sus predicciones sobre el día D condicionaran el desarrollo de la II Guerra Mundial?

La cuestión está en si el Universo, la totalidad del mundo, es un sistema sometido al efecto mariposa. Como sostienen algunos, todo depende de todo. Platón, nada menos que discípulo de Sócrates y maestro de Aristóteles, estaba radicalmente en contra de esa afirmación monista que hacía inviable el conocimiento o más que inviable, innecesario. Platón cree que existe un principio de discontinuidad, que no todo está relacionado con todo, pero sí que está entretejido en una urdimbre que en griego se denominaba en lenguaje común symploké (¿el entrelazamiento cuántico?)y que permite establecer el principio del discurso racional.  Gustavo Bueno explica en extenso el concepto de Symploké. 

Ray Bradbury escribió un cuento titulado El ruido de un trueno que es un guiño al efecto mariposa. Trata de un viaje en el tiempo, al pasado prehistórico, al regresar a su presente el protagonista observa primero pequeños cambios en su mundo, la ortografía ha variado y después se entera de cambios trascendentales, ha ganado las elecciones un dictador...asustado por los cambios comprueba con horror que en la suela de sus botas, entre el barro está chafada una mariposa...

Pero, según  Ringström, el aleteo de una mariposa no tiene la suficiente fuerza ni potencia para cambiar el futuro del universo, es lo que se denomina la «estabilidad del modelo estándar de cosmología». El Universo es inmutable y homogéneo, como a finales del Renacimiento,  finales de siglo XVI, anticipó intuitivamente Giordano Bruno. 

¿Has visto un cisne negro?

Cygnus atratus

Es sorprendente pero ciertos nombres se repiten ─sin quererlo pero sin poderlo evitar─ como el caso de Juvenal, son los clásicos, los que han creado nuestras referencias: la cultura. La cuestión que en sus Satiras dijo rara avis in terris nigroque simillima cygno, un pájaro raro en la tierra similar a una cisne negro.

Y, así de una tacada, se sacó dos frases para la posteridad: una, la de ser una rara avis, un bicho raro, algo poco frecuente.

Y, la otra, la que ahora me interesa comentar, la del cisne negro... sobre la que se ha montado una teoría incluso, la teoría del cisne negro.

Durante mucho tiempo se creyó que los cisnes negros no existían, que eran rara avis; y se asociaban a un suceso muy improbable. Pero un día se descubrió que sí, que existía una especie, una variante de cisne en Australia, por los colones ingleses en el siglo XVIII que era negro y eso causó una conmoción entre los naturalistas victorianos. Representó el descubrimiento de una nueva especie que se suponía que era imposible.

De esta situación Talleb, un matemático financiero de origen libanés, sacó unas conclusiones y escribió un libro que, precisamente, se titulaba El cisne negro. El impacto de lo altamente improbable. Básicamente analizó fenómenos no predecibles de internet como google o youtube y las conclusiones que extrajo, de carácter escéptico, no son nuevas «el pasado no sirve para predecir el futuro» o no siempre sirve para predecir el futuro...