Mark Twain consultando una estadística |
La estadística es una rama de las matemáticas que trata de los datos, tanto de su recopilación y ordenación como de su inferencia para realizar predicciones.
Su origen se atribuye a los egipcios que ya en el 3.000 a.C. recolectaban datos de sus cosechas y censaban a su población.
Etimológicamente proviene en última instancia del italiano statista que es el nombre que le dan a las personas que tienen una gran experiencia en el arte de gobernar un stato (estado); es decir, originariamente fueron utilizadas por los «hombres de estado» para poder tomar decisiones basadas en datos, llegándose a conocer como aritmética política. No sé si se ve hacia adonde trato de ir...
Mark Twain dijo al respecto, mostrando su carácter irónico, «hay mentiras, grandes mentiras y estadísticas» a lo que Wiston Churchill (abró paréntesis porque se lo merece: no solo gran primer ministro durante la segunda guerra mundial sino gran político y escritor, acerado irónico, y raro que no hubiese aún aparecido en este blog) respondió «solo confío en las estadísticas que yo mismo he manipulado»: “I only believe in statistics that I doctored myself”. «To doctor» se puede traducir por trucar, manipular en el sentido de añadir algo perjudicial en los alimentos.... en una clara declaración de lo que podrían ser sus cínicos principios políticos.
Otro -que extrañamente tampoco aún ha salido en el blog- Borges cerró el círculo al definir la democracia como un abuso de la estadística.
Confiar en las estadísticas es confiar en que el futuro se construye desde el pasado: el hegeliano la historia se repite. Es posible, pero decepcionante. Los deportistas dicen que las estadísticas están para romperse: es el reto que supone vencer al pasado, a lo establecido.
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