Los nogales (Juglans regia) son los árboles cuyo fruto son las nueces. Éstas tiene grandes propiedades nutricionales y son muy apreciadas --al menos por mí-- culinariamente como fruto seco. En definitiva tienen fama de ser un alimento muy nutritivo y saludable para el corazón.
Según la antropología los forrajeros se dedicaban a la caza y recolección de frutos para sobrevivir. Es decir, recogían los frutos --como las nueces-- que habían caído de los árboles; se limitaban a aprovechar los recursos naturales, moviéndose libremente; con la revolución agraria ya no se confiaba en que la naturaleza proveería, se forzaba el cultivo. Aquí empezó todo, esta nueva organización del trabajo dio lugar a todo lo demás: el sedentarismo, las ciudades, el origen del Estado, la política,...
La época para recoger las nueces es a partir del final del verano y otoño, luego se deben dejar secar y ya estarán aptas para el consumo. Pero ahora no se recogen sino que se provoca la caída, se produce una explotación del recurso natural, se varea al árbol, se le zarandea para que los frutos maduros caigan y se puedan recoger del suelo, más fácilmente.
La frase «otros sacuden el árbol y nosotros recogemos las nueces» fue atribuida a Xabier Arzalluz (político vasco, presidente del PNV entre 1979 y 2004, ex-jesuita, N.B.) en un libro precisamente titulado El árbol y las nueces (2000). Él, en una entrevista realizada por el diario El Mundo en el 2008, reniega de la autoría de la frase, aunque reconoce que la utilizó.
La cuestión, el sentido de la frase, es para mi que unos se aprovechan --y en ocasiones utilizan o incluso incitan, los tontos útiles-- del trabajo --en ocasiones violento-- de los otros y sin mancharse, sin esforzarse, recogen los frutos, los beneficios de estas acciones, quedando aparentemente al margen, impunes, inocentes, ... maquiavelicamente.
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