Escena de Medea de Séneca |
Los romanos consideraron como uno de los principios del Derecho Romano el ¿Cui prodest?, ¿A quien beneficia? como la pregunta básica para averiguar el autor de un crimen.
Este principio «cui prodest scelus, is fecit» (aquél a quien aprovecha el crimen es quien lo ha cometido) fue popularizado en la tragedia Medea de Séneca (s. I d.C.).
Indagar en los motivos, en los beneficios y beneficiarios de los actos conduce a conocer los autores. Es un principio aún utilizado en la judicatura y criminalística. Y, en general, se puede utilizar como un método con un gran índice de acierto para averiguar quién está detrás de algunas de las acciones y darse cuenta del engaño.
Cada vez estoy más convencido de la validez del método en su aplicación a las ciencias sociales (historia, ciencia política). Lo que cada vez es más difícil encontrar la trama oculta de los beneficios reales que pretenden obtenerse de las acciones que se promueven desde muy lejos, al final parece incluso que causas y efectos están desconectados.
Pero siempre, siempre existe un beneficiario promotor de las acciones, nada es gratuito ni caprichoso.
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