Las uñas de los caballos son las pezuñas. Ir a uña de caballo significa a todo correr del caballo. Y se suele emplear para indicar una huida o para indicar que se escapa de un peligro de forma rápida. Se dice salir a uña de caballo: rápido, incluso a la desesperada. Como el Séptimo de caballería cuando huyó de los indios...O como también se puede decir: el último que apague la luz.
El Diccionario de la Real Academia a parte de esta acepción general que indica esta huida a toda velocidad añade una específica referida al modo de actuar una persona «liberándose de un riesgo por su cuidado y diligencia.»
El matiz en esta acepción figurada es importante: si en el sentido directo implica liberarse del riesgo por la fuerza bruta de la huida galopante; en cambio en el figurado, esta huida del riesgo no es por la fuerza bruta sino mediante la inteligencia, el cuidado y la diligencia (no las diligencias tiradas por caballos, se entiende).
Es muy importante la distinción entre las diferentes estrategias de eludir un riesgo: la animal --mediante la fuerza bruta que se activa como reacción a la presencia de un estímulo peligroso huyendo a la carrera -- y la antropológica -- que, mediante la racionalidad, se comporta con el cuidado que implica la evaluación del riesgo sin por ello perder lo imperativo de la prontitud y de la agilidad: la diligencia--.
Vamos lo contrario de arrastrar los pies.
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