La línea roja |
Por ejemplo, el río Rubicón --del que ya hemos hablado-- hoy sería una linea roja.
Pero la expresión «linea roja» tampoco es muy reciente. Se remonta a principios del siglo XX, concretamente a 1928 en lo que se conoció como el Tratado de la Linea Roja. En este tratado las potencias del momento (EE.UU., el Reino Unido y ...) se repartieron el territorio donde estaban los mayores yacimientos de petroleo, la nueva energía que estaba empezando a revolucionar la industria, ─y que nos ha traído la situación medioambiental actual─. Cuentan que en un momento dado de la discusión, Gulbenkian --apodado míster 5 %, por la comisión que cobraba-- dibujo sobre un mapa las fronteras del imperio otomano antes de la primera guerra mundial de memora con un lápiz rojo, estableciendo el territorio que quedaba en exclusiva para la explotación petrolífera de las grandes compañías petroleras. Realizar prospecciones dentro de ese territorio suponía cruzar la linea roja y enfrentarse al poder de esas grandes compañías. Fue afortunado, porque el rojo se asocia al peligro, atravesar esa linea roja conlleva pues peligro.
Repartirse el mundo trazando lineas en un mapa es algo también antiguo, quizás los primeros fuimos los Íberos con el tratado de Tordesillas mediante el cual los Reyes Católicos se repartieron el Mundo con los portugueses.
Mucho después, Metternich, en el Congreso de Viena (1814) delineo el nuevo mapa de Europa, después de haberse cargado a Napoleón y sus ideas liberales en contra del Antiguo Régimen.
Pero todo límite está establecido por alguien, no deja de ser un ente artificial. Y no deja tampoco de ser una invitación a cruzarlo, tan solo los límites pueden ser atrevesados, si no hay límite no se puede cruzar.
Curiosamente la etimología de límite está en el latín limes (el borde , la frontera) y todos sabemos desde entonces que cruzar los limes del civilizado imperio romano significaba enfrentarse a los bárbaros.
Cada día me gusta más este blog. Es diferente a todos los que conozco.
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