En un lugar de la Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme... casi todos los que hablamos español aprendemos esta frase. El famoso inicio del Ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha de Cervantes. La primera novela moderna, publicada por primera vez en 1605, en pleno Renacimiento, y en edición crítica cuasi-definitiva por Francisco Rico. Digo cuasi-definitiva, porque lo único definitivo es el viaje acompañado de Caronte.
Pero no es del Quijote de lo que quiero hablar, sino de los inicios de las novelas, técnicamente lo que se denomina íncipit del latín incĭpit (tercera persona del singular del presente de indicativo de incipĕre 'empezar').
«Llamadme Ismael», «¿Encontraría a la Maga?» o el «No he querido saber pero he sabido» de Javier Marías. Son algunos de mis favoritos en el ámbito literario, pero el «Odio los viajes y los exploradores» del antropólogo estructuralista Lévi-Strauss tampoco está mal.
Y como todo lo que se inicia presupone un final también están los éxcipits o terminación de la novela. El éxcipit por antonomasia es el de Wittgenstein: «Wovon man nicht sprechen kann, darüber muss man schweigen.» (De lo que no se puede hablar, hay que callar).
La etimología de ambas palabras nos remite al término latín incipio, a su vez de in-capio; capio es capturar, agarrar y el in aquí tiene el valor de la preposición en, o sea, en agarrar. Un principio no deja de ser algo que te captura que te agarra, como los buenos íncipits de las novelas y el excípits que te suelta.
Y entre el íncipit y el éxcipit la excusa de la novela, de la literatura.
Recopilación de íncipits:
ResponderEliminarhttps://elpais.com/elpais/2017/10/23/fotorrelato/1508767639_434747.html?por=mosaico
Unos cuantos más...vemos como las cosas se repiten, los temas son recurrentes:
ResponderEliminarhttps://elpais.com/cultura/2018/08/15/babelia/1534349346_859583.html