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sábado, 14 de abril de 2018

Brocardos: rábulas y leguleyos

Los días y las frases: Brocardos, rábulas y leguleyos, significado.
San BROCARDO
San Brocardo
Estos días parece que todos entienden mucho de leyes, que son expertos constitucionalistas, catedráticos en derecho comparado, altos magistrados. Digo «parece» porque emplean tres o cuatro brocados citados torticera e interesadamente de acuerdo con sus espurios intereses.

Los brocardos son máximas que expresan un principio del derecho formulado en latín y su origen etimológico es interesante. Fue la latinización del nombre del Obispo de Worms, Burkhard von Worms, que allá por el siglo XI, en plena Edad Media, escribió el Decretum con el que trató de unificar el derecho canónico muy disperso y confuso por la época. El esfuerzo le sirvió para conseguir la santidad.

De los leguleyos y rábulas hemos dicho que parecen pero no, es decir, que son trampaojo y, no solo eso, son mendaces. Si prestas atención a sus argumentos, enseguida compruebas el atrevimiento de su ignorancia y también sabrás quién es el que les paga, a quién benefician sus alegatos filfa.

Son los rábulas aquellos abogados malos y charlatanes, los leguleyos que son algo parecido pero peor porque sin llegar a tener titulación aplican el derecho de forma desenfadada y sin rigor (RAE dixit).

Algo parecido que ya ocurrió hace casi 2.500 años en Grecia, con los sofistas, a los que combatió Sócrates. Y que terminaron en el fondo con la Democracia por su mal uso. Platón lo vivió en primera persona, y contempló como asesinaban a Sócrates, huyendo a Megara. Eso le  fue llevado a cuestionar esa democracia y, por eso,  escribió La República y viajó a Siracusa en varias ocasiones infructuosamente.

Nunca sabremos que es peor ... pero desde luego tenemos el deber de combatir estos rábulas al servicio de las ideas pre-modernas y con el único instrumento que disponemos: la razón .