O lo que es lo mismo, pero en contrario: si quieres el jamón, te tienes que quedar con el hueso.
En el ámbito jurídico testamentario, la ley permite aceptar una herencia de un modo condicionado, limitando el pago de las deudas que están vinculadas al testamento al importe de la propia herencia, pero no más allá y, para ello, es necesario realizar el inventario de la misma (de ahí proviene la expresión). Es decir, permite al heredero responder de las deudas del fallecido con los bienes heredados pero limitando el pago a la cantidad recibida en herencia, de manera que se blindan los propios bienes del heredero que no se ven comprometidos por el pago del resto de las deudas. De ahí proviene el uso recto de la expresión.
Pero figuradamente se utiliza la frase en el sentido de «aceptar algo (el jamón) siempre que los perjuicios no sean mayores que los beneficios, o tomando únicamente los beneficios, y no los compromisos o las obligaciones que comporta (el hueso del jamón)» (DRAE).
Son los signos de los tiempos: aceptar si me conviene, derechos pero no obligaciones, ganar siempre y no querer perder, nada de sacrificios, solo beneficios.
En la vida debe existir el riesgo, pues en el riesgo está el beneficio. Atreverse y equivocarse.
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